La primera licenciatura que estudié fue
pedagogía y a pesar de estar muy vinculada con la educación, no me ofreció
ninguna especialización y por ende ninguna oportunidad de trabajo en el sistema
público (en un principio), por lo que unos cursos de verano en danza folclórica
me permitieron ingresar al sistema el 01 de marzo del 2007, por recomendación
de un maestro fundador de la E.S.T No. 115, decidí ingresar porque veía en ese
nivel la oportunidad de entrar al sistema y luego cambiarme a primarias, a más
de seis años de labor con los adolescentes, pienso que estoy en al lugar
indicado, me siento muy a gusto de trabajar con personas que son capaces de
oponer un poco de resistencia ante la figura del docente, esto me plantea retos
interesantes que significan para mí un crecimiento constante, es una gran
satisfacción ser parte de la transformación de por lo menos algunos de mis
estudiantes, que te digan cuando estuve en tal situación me acordé de lo que
nos dijo y decidí esto, es un orgullo ver como mis primeros alumnos están
iniciando su educación universitaria y saber que sentaste bases para ello, que motivaste de alguna manera su
escolarización, ya que en la comunidad el grado máximo de estudios de la
mayoría de los chicos es la secundaria, escuchar comentarios de los padres de
familia que hablan bien de tu trabajo, que los demás maestros te reconozcan
como una persona responsable de su trabajo, sin embargo y como todo es miel sobre hojuelas también se
plantean grandes insatisfacciones, como el luchar contra la carencia de
recursos materiales, de economía de algunos alumnos, el ver como a veces
planteas una situación con los alumnos y no se puede trabajar de la manera en
que estaba proyectada, el no poder rescatar a algunos alumnos que presentan
problemas (adicción o violencia) y que por cuestiones institucionales deciden
entregarles sus papeles y encontrarlos después en condiciones poco
convenientes, el mismo trabajo colegiado o integral que se pretende es muy
difícil entre todos los docentes del nivel.
jueves, 30 de enero de 2014
Mi percepción docente
En
casa cuento con el mayor ejemplo de lo que es ser docente por lo que desde la
infancia mi interés por la educación era evidente, al principio yo quería ser
educadora por lo que al finalizar la preparatoria busqué en Acatlán de Osorio
la manera de ingresar a la normal, luego por cuestiones diversas decidí quedarme
en Tehuacán y buscar otras opciones, me decidí por estudiar
pedagogía, lo que amplió mis expectativas sobre educación y me permitió conocer
otros niveles al tener que realizar prácticas en primaria y secundaria.
Antes
de ingresar a la carrera de pedagogía, busqué las opciones de UPN y supe que
para cursar la LE’94 era necesario estar en servicio, por lo que acepté una
beca-bachiller, sin embargo cuando fui a inscribirme me dijeron que esas becas
no eran aceptadas, por lo que no pude matricularme en la UPN y comencé a
estudiar en el CEUT, pero no dejé la beca bachiller, esto que me dio la
oportunidad de conocer el nivel preescolar unitario, fue una experiencia muy
enriquecedora, conocí junto con mis alumnos el arte de aprender y crecer tanto
profesional como personalmente, ese ciclo escolar atendí a un total de 80 niños
de los tres grados de preescolar, a padres de familia, a otras docentes y me
enfrenté por primera vez a la realidad de nuestro sistema educativo.
A
pesar de no tener las estrategias suficientes para estar frente a un grupo
(sobre todo de niños tan pequeños ante su primera experiencia de educación
formal) si tenía la convicción de hacer las cosas lo mejor posible y aprender
de todas las personas con las que tenía contacto, en casa, en la escuela, en
las reuniones de consejo técnico, en el autobús mientras viajaba y compartía
con docentes de experiencia.
Posteriormente
durante los 3 años de carrera restantes realicé prácticas en el nivel primaria
en la Benito Juárez de la colonia del Valle cuyo contexto era parecido al de
mis alumnos de preescolar y en donde conocía a los docentes, por lo que mi
estancia fue relativamente fácil , cuando tuve que realizar prácticas en secundaria
lo hice en la Raúl López Ramírez, con alumnos de segundo grado, que a mi
parecer han sido de los grupos más difíciles con los que tuve que trabajar pero
que despertaron en mí ese interés por involucrarme de manera efectiva en la
educación de los alumnos, con ellos no bastaba con que fueras su maestra
practicante para que pudieras aplicar
las prácticas requeridas, por lo que
tuve que aprender a buscar actividades, formas de llegar a ellos, a planificar
(desde sus respectivas dimensiones <como estudiante>) y a no querer
laborar en el nivel.
Sin
embargo, la primera oportunidad que tuve de ingresar al sistema de educación
pública fue en secundarias y con la asignatura de danza, lo pensé varias veces
antes de aceptar, pero lo hice y visualicé entonces otra parte de este nivel,
si bien los alumnos presentan conflictos propios de la edad, no ejercen la
misma resistencia que los primeros alumnos de secundaria que tuve, y es así que
desde hace 6 años y seis meses me encuentro laborando en secundarias técnicas.
Cada
ciclo escolar me enfrento con nuevas situaciones, a pesar de que los contenidos
son iguales a los del anterior, es bien cierto que cada grupo es diferente, lo
que me funciona en un grupo puede resultar tremendamente aburrido para el otro,
lo que en una escuela trabajo en una sesión en la otra puedo llevarme dos o
tres, he aprendido a no hacer prejuicios sobre mis alumnos, en alguna
ocasión con chicos poco participativos
usé la técnica del debate (de antemano pensé que no funcionaría) y quedé
gratamente sorprendida con los resultados.
En
mi trabajo lo que trato es de hacer que los chicos tengan otra visión de lo que
hasta ahora han conocido, el arte y la formación cívica y ética a pesar de
estar tan relacionados con la vida cotidiana son asignaturas que en los niveles
anteriores se dejan de lado, a las que no se les da la misma importancia que a
español o matemáticas, por lo que el bagaje previo de conocimientos es casi
nulo.
A
veces resulta triste ver que estamos tan inmersos en una realidad diferente en
cuanto a lo que se vive alrededor, y en la FCyÉ se nos permiten conocer
realidades de otros países que no son muy lejanas a la del nuestro y que nos
permiten ese punto de reflexión sobre la propia realidad, estas acciones son
las que dejan mayores satisfacciones en mí y que me hacen pensar que vale la
pena levantarme temprano, viajar todos los días, el estrés, los enojos con los
alumnos, etc.
Lo
que espero es no perder ese interés por aprender de mis grupos, no caer en un
estado de confort que no permita crecer ni dejar crecer a mis alumnos.
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